jueves, 20 de abril de 2017

LYON

Buenas! Mi nombre es Alejandra y tengo 21 años. Soy de Venezuela pero estoy cursando mis estudios en 

Publicidad y Relaciones Públicas en Barcelona, más concretamente en la Universidad Internacional de Catalunya 

(España). 


En este post les hablaré de mi viaje a Lyon del que tuve una grata experiencia. 




Día 1: 
Llegué al aeropuerto de Lyon, donde mi amiga me esperaba para coger un balboa car de regreso a la ciudad. El aeropuerto está bastante lejos, y yo que pensaba que El Prat era “lejos”. El coche iba lleno, y todos hablaban francés (por supuesto yo no entendía nada pero Camille me traducía). Al rato otra chica que iba en el bla bla car comienza a hablar en español, mi viaje ahora tendría más sentido jajaja, resulta que ella venía en el mismo vuelo que yo, la mujer se la pasa viajando entre Lyon y Barcelona, pero vive en Lyon. Después de un trayecto un poco largo por fin llegamos a la ciudad. 
Resulta que a las 14h ya los sitios para comer cierran (son muy estrictos con esto de las siestas) pero encontramos un local de kebabs que recomiendan mucho por ahí, así que Camille y yo pedimos uno para cada una y nos los llevamos hasta el río para comerlos en la orilla. El día estaba súper soleado, muy lindo, los cisnes pasaban enfrente tuyo mientras disfrutabas del paisaje, en fin, una comida bastante única. 
Después fuimos a casa de Camille para dejar mi equipaje y conocer su apartamento de 18 metros cuadrados, es una belleza. Nos alistamos y tomamos unas copas de vino para ir por la noche a un bar latino con una de sus amigas francesas. Acabamos bailando salsa, merengue y cantando reggaeton a todo pulmón, me hacía falta una noche de amigas caraqueñas en Europa, definitivamente jajaja. Llegamos a casa a eso de las 4 am y pusimos alarmas para rendir el día siguiente lo más que pudiéramos.

Día 2:
Nos levantamos, tomamos un café para despertarnos, y nos alistamos porque una amiga de Camille nos preparó un brunch. Entonces, bajamos a coger unas bicis alquiladas, y fuimos subiendo al lado del río, lo cruzamos por uno de los puentes que hay a lo largo de este y llegamos al otro lado de la ciudad… Estuvimos rodando en bici como media hora hasta que llegamos a casa de Lindsey. Había preparado muffins de blueberry, galletitas de peanut butter, unos huevos revueltos muy esponjosos jajaja, café, té, en fin, muchísimas cosas ricas para comenzar bien el día. Estuvimos con ella hasta las 2-3pm más o menos, y luego volvimos a la estación de bicis para rodar hasta el parque. Fuimos de subida de nuevo pero por el otro lado del río y llegamos al Parque de la Tete d’Or, es gigante, un lugar muy verde, lleno de flores, tulipanes sobre todo, muchos niños y personas haciendo picnic. ME atrevo a compararlo con las áreas verdes del Central Park de NY, pero sin ver los rascacielos. Ya cuando iba a tardecer volvimos a casa porque haríamos lasaña, o como le llamamos en Venezuela, “Pasticho”, con un amigo de Camille que vive en el edificio de al lado y su novia. Nos quedó buenísimo, o mejor dicho, le quedó muy bueno a Camille jajaja… Entre charlas, cuentos y risas se nos fue el tiempo y volvimos a eso de las 12. 







Día 3:
Sorprendentemente Camille se despertó antes de las 11 am, supongo que estaba muy emocionada por tenerme en su linda casa jajaja… Pero bueno, desayunamos en casa y luego salimos a turistear, me llevó al viejo Lyon, que es como decir el casco histórico de la ciudad, vimos unas cuantas tiendas, calles, edificios, en fin. LA arquitectura de esta ciudad es muy bonita, son edificios de estilo europeo, pero sin el toque gótico que estoy acostumbrada a ver en Barcelona. Son edificios sin tantos balcones salidos, con rejas más simples. Además pienso que como los días estaban tan bellos esto hacía que la ciudad tuviese un brillo muy especial, las fuentes se veían brillantes, las flores muy coloridas, las calles limpias y con tiendas muy pintorescas, y el río también muy atractivo. 
Comimos en un restaurant en las típicas mesitas parisinas en las que apenas caben los platos, todo esto entre las calles del viejo Lyon, y después, fuimos más adelante a una heladería artesanal que tenía muchísimas opciones para pedir. Camille pidió gelato de stracciatella con maracuyá y yo pedí sorbete de frambuesa. Es que el día estaba tan calado y soleado que hasta el helado estaba perfecto para refrescarnos. Este día básicamente caminamos y tomamos algunas fotos. Hasta que ya no aguantábamos mucho las piernas (también por las bicicletas del día anterior) y volvimos a la casa. 
Compramos unas botellas de vino y esa noche nos dedicamos a hablar, contar historias, chistes, ver series en Netflix y por supuesto, unas copitas de vino. Creo que fue mi día favorito porque tuve la oportunidad de disfrutar por un instante cómo es la vida en la parte histórica de esta ciudad. Lamento no haberme dedicado a tomas más fotos, pero así tengo una razón más para volver. 


Día 4:
Para este día preparamos unas cachapas en casa. Son típicas de Venezuela, están hechas a base de maíz pilado y se prepara en una sartén de teflón, o “plancha” como unas tortitas, luego se les coloca mantequilla o nata y queso blanco latino. Nos dimos un buen gusto y de inmediato nos alistamos para salir a comprar unos macarrons en una pastelería famosa por El Centro de Lyon, y seguimos a casa de unos amigos de Camille porque prepararían una cena de comida hindú. No recuerdo el nombre exactamente de lo que comimos, pero era un pollo con muchas especias y patatas. Este plato se acompaña con un pan hindú, chapati, que se calienta en una sartén. Estuvo muy bueno todo. El amigo que preparó la comida, Dylan, también hizo un postre con especias, de este si no me dijeron el nombre, pero me explicaron que era unas bolitas de azúcar y especias, servidas con un líquido como de caramelo. Es bastante dulce pero estuvo bueno. Nos quedamos no hasta muy tarde hablando, cantando, echando broma entre todos (porque éramos 12 personas) y aproveché conocer gente diferente de culturas distintas pero con un mismo objetivo, que es sacarle provecho a lo buena ciudad que es Lyon. Me pareció que son un grupo muy buena gente, Camille tiene suerte de haber encontrado personas así para estar en compañía. 

El día 5 inició muy temprano, porque me tocó coger el tren al aeropuerto de regreso a las 4:25 am ya que mi vuelo salía a las 7am y por ser Semana Santa, el aeropuerto podía estar congestionado y como dicen “es mejor prevenir que lamentar” (OJO, jamás em hubiese lamentado e quedarme unos días más jajaja) Pero bueno… El viaje acabó aquí y definitivamente es una experiencia que repetiría, tanto Lyon como ciudad, como viajar con una de mis mejores amigas.

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